A vos que pensás que nadie te quiere o que sentís que no sos del todo reconocida/o: ahí está, es El, El que te amó y ama incondicionalmente por siempre y para siempre, al punto de humillarse, abandonarse y morir por nosotros. Por cada uno ¡sí! porque nadie es indigno de El...porque El mismo lo dijo. ¿Quién te ama de esa manera? ¿Amamos, acaso, nosotros de esa manera?Hoy no debería ser un día triste y de lamentos, porque sabemos que Cristo venció a la muerte y por la potencia del Espíritu y por el Padre, resucitó. Es más bien un día -en mi parecer- de fuerte meditación y de un camino hacia nuestro interior, un día para encontrarnos con Dios, con su hijo que no están fuera sino dentro nuestro: nosotros elegimos a quién damos de comer en nuestra alma. Un día para dedicar a meditar en ese inmenso amor que nos tuvo y tiene para poder aclararnos en medio de la confusión permanente del mundo que nos toca vivir. Qué Dios nos dé hoy y todos los días la claridad en el discernimiento y tengamos hoy como todos los días la voluntad de seguir en el camino. ¡Qué nada ni nadie nos separe de El!.
AL CRISTO DOLIENTE
Al Cristo Crucificado
No me mueve mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueves, Señor,muéveme el verte
Tu me mueves, Señor,muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte,
Mueveme en fin, tu amor de tal manera
Mueveme en fin, tu amor de tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar por que te quiera,
No me tienes que dar por que te quiera,
porque aunque cuanto espero no esperaralo
mismo que te quiero te quisiera.
Esta joya de la mística castellana permanece anónima, sin embargo hay razón para atribuírsela a San Juan de Avila ya que la idea central del soneto aparece en su obra "Audi filia" en las siguientes palabras: "Aunque no hubiese infierno que amenazase, ni paraíso que convidase, ni mandamiento que constriñese, obraría el justo por sólo el amor de Dios lo que obra." -cap. L. El soneto apareció por primera vez impreso en la obra titulada Vida del Espíritu (Madrid, 1628), del doctor madrileño Antonio de Rojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario